Mictlantecuhtli tenía un rol importante en los rituales de sacrificios humanos mexicas (comúnmente a guerreros enemigos capturados en combate). Después de aquellos sacrificios posicionaban muchas jarras grandes de barro de la carne humana en frente de ídolos, en varias ocasiones frente a Mictlantecuhtli. Después de vaciar la sangre en esos recipientes, los sacerdotes, a quienes llamaban tlamacazqui, la daban y distribuían a los nobles y a los supervisores. Estos últimos la repartían a aquellos que servían en el templo del Señor de la Muerte. Todos ellos a su vez distribuían la carne del individuo que había sido ofrecida como ofrenda entre sus amigos y familiares. Existe la creencia de que el sabor de dicha carne simulaba a la del puerco y es por esa razón que el animal fue bastante deseado entre ellos al igual.
¿Sabías que los sacerdotes de Mictlantecuhtli tenían el pelo enmarañado para asemejarse a las entidades del inframundo?
En un contexto arqueológico, sólo se ha encontrado un templo dedicado a Mictlantecuhtli, y ese es el “Templo de las Calaveras” excavado en 2013 en la zona arqueológica de Tehuacán el viejo, en el estado de Puebla; el cual destaca porque su superficie está adornada con cráneos humanos incrustados en sus muros laterales, así como efigies a esta deidad en donde alguna vez estuvo el adoratorio, siendo único en su tipo.
En la referencia iconográfica, tenemos diversos códices prehispánicos y coloniales donde se presentan a los sacerdotes de Mictlantecuhtli ofrendado copiosas cantidades de sangre o realizando el autosacrificio en los lóbulos de sus orejas a las efigies de este dios. En los libros tonalámatl (como el códice Cospi) se puede ver a un sacerdote del dios Mictlantecuhtli ofrendando copal y sangre de sus orejas a un templo dedicado a las deidades de la noche.
En base a estas referencias, algo escasas, hemos tomado ciertas “libertades” para representar en este #WIP a un sacerdote de Mictlantecuhtli, el cual destaca por su aspecto algo “sucio” – posiblemente por los arduos ritos religiosos asociados al sacrificio humano -, con su pelo enmarañado en honor a su deidad tutelar y con un adorno de plumas que sujeta sus largas rastas, así como un recipiente de barro donde se recolectaban los corazones humanos.
Como detalle final, ya en un tono más fantástico, lleva un cetro con un cráneo humano, haciendo énfasis en su relación con el temible dios de la muerte.